
En la mañana de su muerte, llamó a la actriz Jeanne Carmen, quien le dijo a Vanity Fair que Monroe sonaba angustiada.
“Ella dijo que una mujer había estado llamando toda la noche, acosándola y llamándola”, dijo Carmen.
“La voz sonaba familiar, pero no podía ponerle un nombre. El llamador anónimo había dicho palabras en el sentido de ‘Deja a Bobby en paz, vagabundo. Deja a Bobby en paz’».
Carmen también dijo que Monroe pidió pastillas para dormir y vino, pero Carmen rechazó su pedido.